El término consumo colaborativo se refiere al cambio cultural y económico en los hábitos de consumo marcado por la migración de un escenario de consumismo individualizado hacia nuevos modelos de intercambio, uso compartido, trueque o alquiler, potenciados por los medios sociales y las plataformas peer-to-peer.
¿Cuánta gente tiene en su casa objetos que no usa habitualmente?
Hay otra forma de entender la economia y cómo hacemos uso individual de nuestros recursos económicos. Para ello, hemos organizado un curso de formación online especifico sobre plataformas de economía alternativa.
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Se facilitará un servicio gratuito de consultoría durante un año a todos participantes en el curso, a través de un email de asesoramiento y consultas relativas a la posterior aplicación práctica de los conocimientos adquiridos.
Hablaremos de:
- Covivienda – Crowdsourcing – Crowdfunding
- Coworking – Trabajo colaborativo – Espacio de trabajo compartido
- Sistema de bicicletas compartidas – Bike Crossing
- Carpooling – Car sharing – Taxi colectivo
- Huertos urbanos – Macetohuerto – Permacultura – Techo verde
- Trueque – Préstamos peer-to-peer – Bookcrossing
Y mucho más.
[vimeo]http://vimeo.com/11924774[/vimeo]
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Cómo inscribirte:
Escríbenos un email a formacion@disenosocial.org
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CONSUMO COLABORATIVO
Frente a la acumulación de bienes en propiedad en las sociedades ricas, son cada vez más los que, como Botsman, defienden volver a un consumo colaborativo: por ejemplo, compartir la taladradora entre varios o cambiarla en Internet por algo diferente cuando dejemos de necesitarla. Este tipo de consumo colaborativo, que puede adoptar formas muy distintas, fue seleccionado por la revista TIME en 2011 como una de las diez ideas que cambiarán el mundo.
Por ejemplo, según Rachel Botsman, coautora del libro ‘What’s mine is yours: The rise of collaborative consumption’, por lo general un ciudadano corriente utiliza una taladradora para hacer agujeros en la pared unos 12-13 minutos en toda su vida. No es mucho. Aunque, si lo pensamos bien, nuestras casas están llenas de objetos que realmente vamos a usar muy poco.
Ordenadores, teléfonos móviles, robots de cocina, bricolaje, libros, cámaras de, zapatos… ¿Alguien se ha detenido a contar cuántas cosas poseemos hoy en día? En WWF Francia estiman que en la actualidad tenemos de 3.000 a 4.000 objetos en nuestros hogares, 15 veces más que nuestros abuelos. El dato viene de otro libro, este en francés, ‘Il y aura l’âge des choses légères: design et développement durable’, del ecodiseñor Thierry Kazazian.
“Algún día miraremos al siglo XX y nos preguntaremos por qué poseíamos tantas cosas” Bryan Walsh en su artículo en TIME sobre el consumo colaborativo.
La tecnología permite estar más conectados, lo que facilita el intercambio y la colaboración. Internet y la cultura digital han supuesto una ruptura en la forma en que se consume: en la Red los usuarios están más acostumbrados a compartir que a poseer y tampoco es necesario tener ya físicamente una obra para disfrutar de música, cine, libros… No es tan importante ser propietario como tener el acceso.
“Compro, luego existo” es el lema con el que hemos funcionado durante las últimas décadas. En el nombre del crecimiento económico, hemos tenido que renunciar a la categoría de apacibles “ciudadanos” para convertirnos en voraces “consumidores”, dispuestos a defender nuestra condición a empujones a las puertas de los grandes almacenes.
Aunque a lo mejor hay otra manera de consumir, sin ‘consumirnos’ en el intento. Una alternativa a esta cultura de “usar y tirar” que está devorando el planeta. Un modo más sensato, más eficiene y más ajustado a la medida de los tiempos que corren: el consumo ‘colaborativo’.
Palabras como ‘colaborar’ o ‘compartir’, que eran casi tabú hace unos años, han empezado a convertirse en la moneda corriente. Aunque es ahora cuando se está propagando, con las redes y las nuevas tecnologías, que nos permiten llegar a una escala que hace unos años era impensable.
“Es el auténtico consumo sostenible, el que cierra el círculo de las cinco ‘erres’: reducir, reciclar, reusar, reparar y redistribuir”.
Hablamos con Roo Rogers, coautor junto a Rachel Botsman de ‘What’s mine is yours’ (‘Lo que es mío es tuyo’), el libro-bandera de una tendencia conocida ya como’consumo colaborativo’, inspirada en un principio así de elemental:
“Los individuos deben cooperar para actuar en aras del bien común”.
Michael Tomasello, autor de ‘Por qué cooperamos‘, que ha sido capaz de encontrar “respuestas de empatía y colaboración” en los niños a partir de los dos años. Contra la creencia acendrada del instinto posesivo. Tomasello asegura que los niños son “sociables y cooperativos por naturaleza” y que son las “normas culturales” que aprenden a partir de los tres años las que les acaba volviendo egoístas.
“La sociedad, ante los retos que se presentan, va a tener que dar un giro copernicano de la satisfacción individual al redescubrimiento del bien colectivo”.
“El consumo ‘colaborativo’ es el auténtico consumo sostenible, el que cierra el círculo de las cinco ‘R’: reducir, reciclar, reusar, reparar y redistribuir. Aunque dar el salto cualitativo va a requerir un cambio de mentalidad. Como consumidores, será básica la confianza mutua, que al fin y al cabo es la que da valor al dinero y a las relaciones comerciales. Como productores, hay que ampliar la noción de eso que llamamos ‘beneficios’, para que todos salgamos ganando, incluido el planeta”.
Cómo inscribirte:
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Luis says
En España hay 6 millones de viviendas vacías y habláis de covivienda?
Poca vergüenza…