El siempre polémico debate sobre la “violencia de género”, sus matices, cómo debería denominarse, que leyes deberían aplicarse, que leyes deberían quitarse… tiene una cita anual en su Día Internacional pero una cita casi diaria en las noticias: maltratos, violaciones, asesinatos… ¿por qué seguimos permitiendo/alentando que la violencia machista forme parte de nuestra sociedad?
Aunque no somos expertos en violencia de género, siempre hemos estado muy sensibilizados con un aspecto de la violencia que aunque no es igual para todos, se da en todos los países, religiones o estatus sociales.
Ni tan siquiera íbamos a escribir sobre él pero hoy me tocaba regresar en tren desde Sevilla precisamente de entrenar a la selección andaluza de rugby femenino (colaboro con la Federación Andaluza de Rugby), un deporte, que según el “famoso” alcalde de Valladolid ni siquiera deberían jugarlo las mujeres.
Ante tal paradoja y mientras intentaba terminar de leer el libro de Albert Canigeral sobre consumo colaborativo, en los asientos de “tarifa mesa” del tren se habían unido distintas personas que no se conocían de nada pero que empezaron a hablar entre sí hasta desvelar sus más profundos secretos. Cómo somos los españoles de sociales. Me encanta 🙂
En una de las mesas, una de las mujeres hablaba de lo criticada que era porque había dejado la custodia de sus hijos y su casa a su marido. El motivo era que los niños habían decidido quedarse con el padre pero lejos de entender esa situación evidente, su entorno seguía presionándola para que se quedara con sus hijos porque los niños con quien tienen que estar es con su madre.
En el asiento de enfrente, un caso completamente distinto. Una mujer se había separado de su marido pero a los tres años había vuelto con él porque no quería que estos niños se criaran sin madre como le había ocurrido a ella (su madre murió cuando ella era niña).
No sólo era infeliz en su matrimonio sino que su marido la maltrataba verbalmente, no la dejaba salir y los niños, que ya había crecido, habían aprendido esos comportamiento. La censuraban si llevaba escote o la ropa muy ajustada y opinaban sobre su aspecto o cómo debía ejercer su labor como “ama de casa” o mejor dicho, como “criada de casa”.
Toda la mesa intentó convencerla de que dejara a su marido y que esos niños no se merecían el sacrificio que estaba haciendo por ellos: perder su vida y su juventud. Pero entonces dijo algo que me estremeció:
“he dedicado toda mi vida a esa familia y ahora no tengo ni trabajo ni ningún lugar a donde ir”.
Ya no sólo hablamos de violencia de género, es también violencia estructural. El desempleo en España (y en el resto del mundo) provoca situaciones como la de esta mujer, esclavizadas en un hogar que las desprecia porque la sociedad no les deja un lugar a donde ir.
Paradoja de una España que a pesar de ser de las más tolerantes del mundo, consiente que cada año decenas de mujeres sean asesinadas. Si cualquier movimiento ideológico hubiera sido el causante de 757 muertes en los últimos 10 años, toda la población, políticos y policía se echarían a las calles para acabar con ese “terrorismo” que debiera ocupar todas las portadas nacionales ante cada nuevo caso. Pero no es así.
Aún queda mucho por recorrer y parece que lejos de avanzar lento, al menos en España, hemos retrocedido en cuanto a igualdad de género, fallando a todas esas luchadoras que dejaron su vida por conquistar los derechos de los que ahora disfrutamos… y todas esas mujeres que murieron y mueren en vida por nuestra ineficaz lucha contra la violencia de género.
No somos expertos en este campo y no tenemos más soluciones que ofreceros más allá de la educación y sensibilización consciente y responsable para paliar una de las mayores lacras sociales que seguimos padeciendo. Pero si en lugar de buscar soluciones puedes ofrecer respuestas y estás desarrollando iniciativas en este sentido, no dudéis en escribirnos y colaboraremos en la medida de lo posible con tu proyecto.
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ANEXO:
“Maltratadores que no necesitan pegar”
Un día le escuché a Miguel Lorente -que de esto sabe mucho- decir que no existen diferentes tipos de maltratadores. Que los maltratadores físicos son, simplemente, maltratadores ‘poco eficientes’. Que los ‘buenos’ maltratadores son los que maltratan tan bien, que no necesitan pegar.Y es que no hay diferentes tipos de maltrato. Sólo hay grados.
Evidentemente, las mujeres que sufren torturas físicas en su pareja están expuestas a una brutalidad extrema que pone en peligro sus vidas. Pero las mujeres asesinadas a manos de sus “compañeros” son sólo una muestra ínfima -por intolerables que sean las cifras del feminicidio– de la situación de tortura a la que se encuentran expuestas muchas mujeres en el espacio de seguridad y complicidad que debería ser la pareja.
Los maltratadores someten a sus compañeras a un desgaste psicológico tal, que ellas llegan a creer que tienen lo que se merecen, que todo es culpa suya, que nunca, nadie -que no sea su torturador- las va a querer.
Los maltratadores que no necesitan pegar torturan psicológicamente a sus compañeras, les minan la autoestima hasta hacerlas creer que él es el único hombre que podría aguantar a una mujer inútil, insoportable y carente de todo atractivo, como ellas. Insultan, humillan en público, desprecian a sus compañeras, hasta hacerlas creer que no valen para nada.
Esos hombres que no necesitan pegar alejan a sus compañeras de todas las personas que las quieren. Las enfrentan a su familia, a su gente, encuentran argumentos para desprestigiar y espantar a cualquiera que pueda querer a su presa.
Su estrategia es, precisamente, hacer creer a su compañera que está sola, que nadie la quiere, que necesita su protección. Pero, a cambio, se quedan con su libertad. Y esta sociedad que legitima el binomio hombre-protector, mujer-protegida da cuerda a ese juego.
Y así, las mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, no encuentran el momento exacto en que poder decirle a su gente, al teléfono contra el maltrato, a la policía, que están viviendo en una situación de tortura. Porque esta sociedad que identifica la violencia contra las mujeres con muertas y ojos morados, no es capaz de ver las heridas que te hace quien dedica cada día a hacerte creer que le necesitas para vivir, pero te hace la vida imposible. ¿Cómo explicar que te ha dejado sin libertad, sin autoestima, sin vida?
Las mujeres que viven con un maltratador que no necesita pegar, como las que viven con uno que las pega, no son tontas. Son mujeres fuertes, optimistas y sensibles, que -influidas por la forma en que esta sociedad desigual ha inventado e impuesto el amor- se aferran a ese hombre seductor y detallista que las convenció de que sería un buen compañero. Recuerdan esos tiempos, antes del primer insulto, del primer silencio impuesto, de la primera mirada intimidatoria, del primer desprecio, cuando todavía no habían entendido que ése que grita, insulta, humilla, desprecia es, en realidad, el hombre que han elegido como compañero.
Asumir que el hombre al que has elegido como compañero es un maltratador es muy difícil. Pero es mucho más difícil explicárselo a un entorno que te preguntará: ¿pero, alguna vez te ha pegado?… Pues no, nunca me pegó. No le hizo falta.
Irantzu Varela es periodista, feminista, experta en género y comunicación, y (de)formadora en talleres sobre igualdad en Faktoría Lila.
Ideología barata. No se puede acabar con la violencia por que siempre habrá una persona violenta. Eso de violencia “machista” es ridículo, los hombres matamos por mil razones (celos, dinero, venganza, defensa propia) igual que las mujeres, el denominar todo asesinato de hombre hacia la mujer “machista” es tan ridículo como que llamaramos todo asesinato de mujer hacia el hombre “hembrista”. El problema es que lo enfocáis sólo como un problema de hombres cuando no es así ni ha sido así nunca. Leed sobre Erin Pizzey, esta mujer se hizo famosa por abrir el primer refugio para mujeres que sufrían violencia doméstica. Esta mujer es hoy en día repudiada por la mayoría de feministas porque en sus 30 años de experiencia cuidando a mujeres se dió cuenta de que las mujeres a las que trataba eran muy a menudo tanto o más violentas que su anterior pareja y empezó a hablar sobre el tema, cosa que al feminismo no le hizo ninguna gracia.
El mayor problema que tenemos hoy en día son las leyes de “igualdad”. Si estas leyes hubieran ayudado a proteger a las mujeres de un asesinato ¿dónde están los resultados? El número no ha cambiado de una manera sustancial, baja o sube dependiendo del año y no se vió influenciado el año que entró en funcionamiento la ley de violencia de género. Igual que no ha cambiado el número de asesinatos cometidos a hombres por sus mujeres. La ley está demostrado que no ayuda. Lo que habría que mirar es si han incitado alguna muerte. Con la discriminación que se le hace hoy en día al hombre en los procesos judiciales no me extrañaría que algún loco se haya tomado la justicia por su mano. Que separen a un padre de sus hijos puede incitarle a hacer locuras (no lo condono ni disculpo, sólo digo la pura verdad), más aún cuando el motivo es una denuncia falsa. Estas leyes que ignoran la presunción de inocencia y discriminan al hombre en función de su sexo (esto es anticonstitucional)son el verdadero peligro en mi opinión. No sólo son malas (y mucho) para el hombre, sino que también son dañinas hacia la mujer y las perpetúan como el sexo débil que tiene que ser eternamente sobreprotegido. Y no quiero ni empezar con el aumento de suicidios de hombres desde que entró la ley en acción y cómo el gobierno lo intenta tapar.
Hay mucha gente que quiere que esto cambie, pero casi todos los feministas lo ve desde una perspectiva de “patriarcado”. Muy bien, que me expliquen los feministas: ¿Si el patriarcado es tan poderoso y tanto controla nuestras vidas cómo narices ha permitido que se le cuelen todas estas leyes de igualdad? ¿La cábala secreta de hombres blancos capitalistas no pudo pararlo? ¿En ningún país occidental? ¿En ninguno? ¿Seguro que es tan poderoso? ¿O es quizás ese patriarcado un “Señor Oscuro” imaginario que usan para vender su ideología? ¿Como consiguió el feminismo liarsela tan parda a Voldemort? ¿Estaba echándose la siesta y no se enteró? También es curioso que ese patriarcado permita que se subvencionen miles de refugios para mujeres en el mundo pero que solo haya conseguido instalar uno para hombres. Uno. En todo el planeta. Y te tienes que ir a estados unidos. Y muchas organizaciones feministas intentaron evitar que se abriera. O cómo el 90% (y la cifra es generosa) de los accidentes y muertes laborales los sufren hombres. O cómo el 98% de muertos en las guerras son hombres. Parece que el “patriarcado” ese dedica mucho tiempo (y vidas) a proteger a la mujer. Es curioso también que el patriarcado también permita casi siempre a la mujer quedarse con los hijos (y los niños son el recurso más importante del mundo), ¿le pasan un folleto a la madre para que les enseñe a los varones a ser los que mandan y a las mujeres las que obedecen? ¿la madre les enseña eso por propia iniciativa? Yo nunca he vivido con mi padre, siempre con mi madre. Ella es la que me crió y trabajó como una loca para que no me faltara de nada, mi padre pasó bastante de mí ¿tú crees que considero mejor a los hombres que a las mujeres? ¿Tu crees que mi madre me ha enseñado eso? ¿Crees que a mi madre le importaba una mierda vuestro patriarcado cuando curraba a los 14 años mientras estudiaba? No, en vez de llorar y quejarse se lo curró como una jefa y nunca ha permitido que nadie la considere inferior por su sexo. Eso es lo que hay que enseñar a las mujeres. Que si te lo curras nadie te va a parar los pies hoy en día. El inventarte el patriarcado y señalarlo y decir a las jóvenes (y no tan jóvenes): “Mira esa cosa mala es el causante de todas tus desgracias” es una manera cojonuda de infantilizarlas y que no se hagan responsables de su vida y de sus errores.
Dices que en España hemos retrocedido en igualdad de género. Estoy completamente de acuerdo. Mientras que no existe ninguna ley que discrimine a la mujer hay un buen número de leyes que discrimina al hombre. Y los feministas nunca habláis de ello. Y os preguntáis por qué en las últimas encuestas que se hacen en occidente cada vez menos gente se considera feministas mientras que el número de gente que cree en la igualdad de derechos no para de aumentar. Pues os respondo yo. Porque independientemente de lo que ponga en el diccionario el feminismo en la práctica no aboga por la igualdad, sino todo lo contrario. Privilegios para las mujeres, castigos para los hombres, ese es su funcionamiento en la sociedad actual.
Pero, alguien dirá, ¿por qué van (todos) los partidos políticos defendiendo estas leyes si se ha demostrado que son ineficaces? ¿por qué sólo oigo en la prensa sobre asesinatos machistas y nunca oigo de asesinatos hembristas? ¿que razones pueden tener para engañarme? Pues, como siempre, sigue el dinero. VOTOS Y DINERO. Una auténtica orgía presupuestaria, miles de millones de euros, destinados a mantener y subvencionar los numerosos organismos, entidades, cargos públicos y organizaciones sanguijuela, que han florecido alrededor de la boyante industria del maltrato y la igualdad. Por no hablar de el lavado mental que se le está haciendo a la juventud en las universidades y colegios resultado de las ideologías de género y sus nuevas carreras y especialidades. Todos los partidos, menos alguno de derechas (y yo soy de izquierdas, maldita la gracia que me hace) han comprado esta ideología y la usan constantemente como arma electoral. Despertad por favor que, efectivamente, nos están matando.
Toda la razón: El principal camino para acabar con la violencia de género es la prevención. Esto incluye, por supuesto, un cambio global en la forma de ver las relaciones entre mujeres y hombres, un cuestionamiento de los roles sociales y estereotipos, del lenguaje, etc. Estos cambios deben partir de las personas adultas con el objetivo de que se transmitan eficazmente a niños y niñas. Los asesinatos constituyen la punta del iceberg de una violencia omnipresente y soterrada que permea toda nuestra cotidianeidad. Una cotidianeidad en la que la opresión contra las mujeres se recubre de forma habitual como “amor”. Pero la sociedad, que se lamenta y guarda minutos de silencio ante cada asesinato de una mujer, sigue presa de la estupefacción y del interrogante ante este fenómeno. No hay voluntad política de trasladar a esa sociedad la respuesta a su incertidumbre, una respuesta que implica socavar los fundamentos mismos de los modos de vida y de relación en los que estamos inscritos. La violencia de género es violencia patriarcal y sólo desaparecerá cuando desaparezca ese sistema de dominación que, no sólo la hace posible, sino que la requiere como condición de su subsistencia. Mientras tanto, cada mujer asesinada por violencia de género engrosa el obituario de nuestra hipócrita y farsante igualdad. Esa ley pecaba, sin embargo, de cierto optimismo al declarar en su Exposición de Motivos que hablaba de algo que “Ya no es un ‘delito invisible’, sino que produce un rechazo colectivo y una evidente alarma social”. Ese rechazo y esa alarma no parecen haber redundado ni en una aplicación estricta de esta ley, ni en la amplificación de los recursos destinados a aplicarla, ni en la concienciación colectiva de las causas estructurales de ese delito. Con todo, esta ley ha constituido un avance importante en la lucha contra la violencia de género que, afortunadamente, marca un punto de no retorno.
gracias ..bonita reflexión totalmente de acuerdo lo sostengo, existen variadas formas de violencia y lo mayormente lamentable es que son o lo presenta tan sutilmente que las mismas personas lo aceptan y continúan recibiendo una y otra vez revictimización….
Hace poco tuve la inmensa suerte de encontrar LA RAIZ del problema, hhe conseguido como mujer las paces con el mundo y con estas injusticias. Además mi camino se ha iluminado: he encontrado mi propósito en este planeta que es encargarme de hacer llegar esta solución a todos los rincones que visito.
Por favor no dejéis de leer este texto, que por cierto lo ha escrito un hombre nacido en 1948: https://comitesolidaridadrojava.files.wordpress.com/2015/01/la-revolucic3b3n-de-las-mujeres-abdulla-c3b6calan.pdf