“Erradicar la semilla de la guerra sembrando educación y cultivando paz”
Federico Mayor Zaragoza
El Informe Delors fue encargado en 1996 por el entonces presidente de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza. Bajo el título de La educación encierra un tesoro, se planteaban los cuatro pilares en los que debería sustentarse la educación: aprender a ser, aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a convivir. Pilares también de esta formación destinada a empoderar a los agentes sociales para la promoción de la Educación para una ciudadanía global en la escuela.
Tuve la oportunidad de compartir una conferencia en valores que di junto a él. Yo hablé sobre la importancia de despertar la creatividad e integrarla en la educación para la ciudadanía global, y Federico habló sobre la importancia de los valores para educar en la cultura de paz. El formato permitió conversar y compartir impresiones mutuas, pero como suele ocurrir en estas citas, las conversaciones más fluidas y atrevidas se mantuvieron durante la comida que nos organizaron tras las jornadas.
Federico es un firme defensor de que todas las personas deben tener las mismas oportunidades de aprendizaje y es responsabilidad de los estados, pero también de las organizaciones de la sociedad civil, tomar y exigir las medidas adecuadas para lograrlo.
De hecho, es el segundo objetivo del milenio tras la erradicación de la pobreza extrema y el hambre. Todas las personas tienen derecho a una educación de calidad, inclusiva y equitativa. Y como estandarte de este derecho están la joven Malala Yousafzai o la palestina Hanan Al Hroub, nombrada mejor profesora del mundo. Hasta este punto todo correcto, correctísimo, pero hay algo que no consigo encajar en esta defensa de la educación para la paz.
¿Es el acceso a la educación lo que genera un sistema más igualitario o simplemente lo que te puede hacer mover de lugar dentro de ese sistema?
Todos somos conscientes de la importancia de la educación para alcanzar los retos de paz y sostenibilidad que nos exige el planeta. Pretendemos alcanzar el acceso universal a la educación superior de calidad y promover el acceso a la formación técnica, eliminando las barreras económicas y de género que generan inequidades. Pero, ¿la solución contra la desigualdad es formar a los más desfavorecidos? Lo siento, pero no. No son ellos los que deben ser “educados” para acabar con la guerra, el racismo o la xenofobia. Somos nosotros. Son todos ellos:
El problema de los “bien educados”
Los señores de la guerra, magnates del petróleo, la energía, el narcotráfico, la prostitución, los grandes políticos, los agentes de bolsa, los grupos de inversión, los altos cargos de distintas multinacionales… están muy bien educados. En las mejores universidades. En las mejores familias. En los mejores contextos. Y, sin embargo, no parece que se muestren muy partidarios de la paz, la solidaridad, la ecología, la interculturalidad, la empatía… que le presuponemos a la educación y a la formación recibida.
Llevar la educación a zonas en conflicto o “en desarrollo”, sin duda ayudará a la paz en esos territorios y comunidades, pero ¿por qué los países que estamos “tan bien educados” seguimos promoviendo guerras, xenofobia, dolor, esclavitud y demás?
Todo ello me hace recordar los principios del “sueño americano” en el que no se ofrece un mundo de justicia social, sino la promesa de que cualquiera puede estar en la parte alta de esa pirámide de desigualdades. Me recuerda al libro Cómo hacerse rico de Donald Trump y los miles de libros escritos en esa misma línea y que ofrecen como clave del éxito, el poder transformar en esclavos a otros:
“Tristemente, el sueño americano está muerto. Pero si fuera elegido presidente, lo traería de regreso más grande, mejor y más fuerte que nunca y haríamos a Estados Unidos grandioso de nuevo”.
Donald Trump
El gran sueño americano se ha globalizado y toda la clase media mundial parece tener clara su aspiración: con mucho trabajo conseguiré escalar en esta pirámide de desigualdad social. Y también parecen tener claro cuales son “los enemigos” en esta lucha legítima por ascender socialmente: los otros pobres que también aspiran a lo mismo.
Educar a ciudadanos, no a trabajadores
Volviendo a la educación accesible y gratuita para todos, me sumo al reto compartido pero, créanme, si es la misma que reciben “los señores de la guerra” y los grandes líderes políticos actuales, de poco o nada servirá para cambiar el mundo. Apostemos por educar no a trabajadores, sino a ciudadanos y, a ser posible, educar en una ciudadanía global (no te pierdas todo los materiales que ofrece Oxfam en esta web).
Estos son algunos de los puntos que se podrían trabajar, pero seguro que tú puedes aportar más o corregir esta propuesta:
1. La necesidad de un nuevo modelo educativo humanista y global
En la era global la educación podría servir a un proyecto de ser humano y de sociedad distinto. Para ello, mostraremos cómo aprovechar sus posibilidades y afrontar los riesgos formando a sujetos que la puedan reorientar. En definitiva, se trata de plantear un nuevo modelo educativo más humano y global y éticamente más comprometido.
2. Ciudadanía global desde la responsabilidad local
Plantear la escuela como constructora de ciudadanía con capacidad para generar alternativas de acciones implica un compromiso de esta con el entorno y con la comunidad global. La propuesta de la educación para la ciudadanía global implica una educación para la justicia y la solidaridad no como consumo, sino como encuentro glocal (global/local). La ciudadanía glocal asume la responsabilidad de lo que sucede localmente y la integra desde la visión global.
3. Desarrollar el criterio crítico y activo
En este contexto, el ciudadano y la ciudadana reflexivos y activos juegan un papel fundamental, ya que no solo reflexionan, sino que adaptan sus prácticas sociales a las circunstancias de manera individual, pero también en comunidad. Tan necesario como los ciudadanos y las ciudadanas reflexivos es la creación de “comunidades reflexivas” que construyan nuevos significados compartidos.
4. Protección ante la infoxicación y la manipulación externa
Una educación para la ciudadanía global debe abordar la entrada de los medios y las nuevas tecnologías en la escuela, pero no solo como instrumentos para proveer información, sino también como objetos de análisis sobre lo que dicen y lo que no dicen. Tan importante es preguntarnos cómo podemos utilizar internet para educar como cuestionarnos sobre cómo los medios manipulan líneas de pensamiento.
5. Desarrollo de la actitud dialógica
Las personas nos entendemos y nos desarrollamos a través de la comunicación y la interacción. La corriente comunicativa propone adoptar una actitud dialógica para que, a través del diálogo, llevemos a cabo proyectos democráticos, justos y solidarios, a fin de construir una sociedad de ciudadanos y ciudadanas reflexivos en un mundo verdaderamente humano.
En definitiva, la educación puede ser la clave para alcanzar la paz, justicia social, el respeto entre culturas… pero empecemos por la nuestra.
Diseño Social says
“Las desigualdades siempre han existido, pero desde hace varios siglos se cree que la educación podía restablecer la igualdad de oportunidades. Ahora, el 51% de los jóvenes titulados universitarios están en el paro y los que tienen trabajo, tienen un empleo muy por debajo de sus cualificaciones. Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los pobres de solemnidad, sino de la frustración de gentes con grandes expectativas que nunca llegaron”. Zygmunt Bauman
Mirna Parvati says
A las mujeres siempre se nos ha negado la rabia porque en el traje de mujer no queda bien el enfadarse y enviar a la gente a tomar por el culo. Al final, siempre piensas que el problema es tuyo: soy una deslenguada, una histérica, una amargada, una macarra… Eso se ve muy claro durante nuestra fase premenstrual, que es cuando solemos tener esa actitud. Yo siempre digo que en esta sociedad hacen falta hordas de premenstruales dejando las cosas claras. El pensamiento positivo es el nuevo opio del pueblo. Ahora no tenemos Dios, somos pocos religiosos, para ello tenemos el pensamiento positivo. Mientras la gente crea que el problema es suyo, no criticará al sistema. El mundo va mal porque tú no sonríes lo suficiente, porque tú tienes una mala actitud ante la vida. Y eso no es así: el mundo va mal, hijo de puta, porque te lo estás cargando y nos estás explotando.
Leonardo Pineda says
Gracias por el artículo, es muy bueno. Saludos desde Honduras, América Central
Rosa Solsol says
Considero que es un poco difícil llegar a los jerarcas para abrirlos hacia otros nortes. Compartiendo el punto de vista, y haciendo todo por generar consciencia en las “bases”, me he dado cuenta que dichos cambios aportan un movimiento en la conciencia global, lo que nos hace orientarnos hacia economías al menos más distributivas. Hay un impulso altruista y colaborativo en todo ser vivo que nos lleva a ser inmensamente felices cuando podemos aportar algo más. Hay que rehabilitar la neurología de la felicidad, el dar e integrarse a la naturaleza. Todo esfuerzo por pequeño que sea suma a la gran cadena de unidad. Los “elementos” egoístas son como el cáncer en el cuerpo, quieren alimentarse ellos a costa de todos los demás, pero la salud está en nuestras manos, a través del desarrollo de lógicas e imperativos inclusivos, tolerantes, pacientes y amorosos, aunque a veces, hay que cortar no más…