Hemos colaborado con la Fundación Cibervoluntarios en su libro Innovación ciudadana: inteligencia colectiva para el empoderamiento global que ya está disponible para su descarga gratuita en http://bit.ly/1Eb6PlL (PDF).
Os dejamos el texto íntegro de nuestra colaboración
Comprometida con la realidad (científica, ética y personal), la sociedad puede encontrar soluciones a la pobreza, cura y prevención de enfermedades, e inestabilidad emocional e infelicidad que nos afectan. Y, sin embargo, el sistema establecido aborrece esta realidad y combate sin tregua cualquier alternativa por miedo a perder su hegemonía.
Insistimos en malgastar nuestros esfuerzos exigiendo o suplicando a aquellos que no desean cambiar las cosas que lo hagan, pero ¿por qué no cambiarlo nosotros? Desde sus orígenes, Diseño Social EN+ quiso recuperar el valor del diseño como generador de soluciones y poner este al servicio de las ONG y los movimientos sociales.
Nuestro objetivo era un empoderamiento en el acceso y aplicación de innovación en el ámbito de la comunicación y el diseño. Sin embargo, el primer gran desengaño llegó en 2010, cuando nos dimos cuenta de que, a pesar de todos los éxitos obtenidos, realmente no podíamos ayudar a nadie. Que estábamos, simplemente, poniendo parches a un problema mucho más grave.
En nuestra propia formación reglada, universitaria, de postgrado… la forma académica de plantear las soluciones se encontraba la base de los problemas. «Es de locos esperar resultados diferentes haciendo lo mismo» dijo Albert Einstein, y tenía mucha razón. Habíamos escuchado muchas veces esa frase y siempre nos había parecido muy ingeniosa, pero solo ahora la entendíamos. 
Queríamos ayudar a las ONG aplicando soluciones de comunicación, publicidad y marketing que nos habían enseñado en las escuelas de diseño y cuyo objetivo era perpetuar precisamente ese modelo económico, social y moral contra el que pretendíamos luchar. Y como muchas de las agencias de comunicación para ONG, nos estábamos equivocando.
Aplicábamos las soluciones de una comunicación basada en generar necesidades de consumo y un diseño basado en el valor meramente estético y prostituido, en muchas ocasiones, desde su base, por la obsolescencia programada. Decidimos entonces comenzar desde cero. Crear grupos de investigación y colaboración con distintas asociaciones y profesionales para crear procesos de innovación y creatividad aplicada que nos ayudasen a ofrecer soluciones éticas y funcionales. Soluciones reales. Innovación.
En estos grupos de investigación buscamos una comunicación que contribuya a una sociedad más justa socialmente, horizontal y participativa. Buscamos un desarrollo económico basado en pagar un precio justo por las cosas y ofrecer un precio justo por ellas. Un desarrollo basado en el trabajo duro, sincero e innovador que implique un cambio social dirigido a la comunidad y el procomún.
En busca de identidad propia
La asociación la componemos apasionadas de la comunicación y el diseño, pero también toda aquella persona que quiere colaborar y aportar al equipo.
Para algunos analistas, a «diseño social» le sucede lo mismo que al término paz. Cuando intentamos buscar la mejor definición para paz nos suele venir a la mente la respuesta «ausencia de guerra», pero la paz merece ser descrita por sus atributos propios. De igual modo, «diseño social» debe ser un término que construyamos desde su propia realidad y no en contraposición al diseño orientado a fines comerciales.
«El diseño intenta que las personas compren cosas que no necesitan con dinero que no tienen para impresionar a personas a las que no les importan» escribió el diseñador austro-americano Victor Papanek.
Después de escribir Edugrafología, Victor Papenek pasó a la historia del diseño. Rápidamente comenzó a ser reverenciado por los seguidores de sus teorías y odiado por aquellos que consideraban sus reflexiones como un ataque al oficio de diseñador. Razones no les faltaban a sus detractores, pues llegó a decir que la profesión del diseñador debía desaparecer. En su publicación Muebles Nómadas (1973) ya hacía un llamamiento hacia el mundo itinerante, nómada y reciclado.
El concepto de Papanek se basaba en que diseñar es un atributo básico del ser humano. Para él, la formación y el trabajo del diseñador deben ser desmitificados y rescatados de las garras de una elitista concepción de las formas y la comunicación. Diseñar es, en esencia, crear soluciones. Según este concepto, se debe revalorizar el diseño «vulgarizándolo» e introduciéndolo en el seno de la sociedad para devolverle su verdadera función social.
Diseñar para crear una solución a una necesidad, no diseñar para crear una nueva necesidad. Se suele relacionar con «sociedad de consumo» a la adquisición de bienes materiales sin valor significante, consumidores poco concienciados y uso irresponsable de los recursos naturales. Actualmente, consumir constituye el interés central de nuestra vida social y nuestros valores culturales.
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Este consumo no siempre es de bienes materiales, sino también de valores intangibles que un producto o servicio nos ofrece. Es precisamente la irresponsabilidad de la producción industrial, y de los diseñadores, la que ha degenerado en que esta desvinculación entre los usuarios y los productos.
Se ha calculado que el 80% de los productos y materiales que pasan por las manos de un consumidor se convierten en basura a las seis semanas. Resulta desalentador, pero el mundo no es así; lo hacemos así. ¿Qué os parece si empezamos a diseñarlo de otra forma?
El diseño social está basado en la creación de nuevas plataformas de comunicación, interacción, intercambio y desarrollo que huyen de la simple protesta para buscar soluciones a través del diseño.
Sus intervenciones quieren fomentar el debate social, el planteamiento de problemas y, a su vez, dotar de nuevos espacios y herramientas para la participación y empoderamiento ciudadano.
Insistimos en gastar nuestros esfuerzos por exigir o suplicar, a aquellos que no desean cambiar el sistema, que lo hagan. La pregunta es ¿por qué no cambiarlo nosotros?
https://www.youtube.com/watch?v=k78XpEC4H9
Necesitamos explorar qué conceptos y métodos podemos aplicar a soluciones concretas, así como qué tipo de metodología debe sustentar el diseño social. Sin fórmulas cerradas.
- Estamos interesados en:
¿Cómo y por qué hacer diseño/comunicación social?
¿Qué diseñadores están haciendo y qué?
¿Qué motiva a los creadores a unirse y compartir?
¿Cómo se diseña el cambio social?
Imagen: Paisaje Transversal Blog
Definiendo el diseño social
El concepto diseño social se utiliza indistintamente entre diferentes disciplinas; algunos lo utilizan como el diseño de un mundo mejor y más sostenible y otros se refieren al proceso basado en una metodología de diseño participativa o social.
Este término tiene diferentes interpretaciones según el campo en donde se utilice. Es diseño responsable a partir del entendimiento de un grupo social y que, además de manejar las habilidades normales y mínimas (técnicas y artísticas), se zambulle en otros saberes como los culturales y sociales, para comprender el entorno y dar soluciones o respuestas coherentes con el mismo.
Nuestro trabajo intenta seguir ambas direcciones. Para EN+, diseño social es aquel que lleva integrado una solución como componente clave, no como un fin o un producto derivado. El diseño social debe ser usado, por tanto, cuando su aplicación es la clave para hacer que las cosas sucedan.
Por ejemplo, el diseño de plataformas y procesos que lleva a la gente a participar y contribuir en la creación de una solución buena para el grupo que es mejor que la solución que hubieran aplicado con un interés individual.
En un mundo en crisis, que busca reescribir su historia, su concepto de diseño social, abierto y participativo, resurge de las cenizas de un diseño esclavizado por la sociedad de consumo.
Actualmente, las ideas de Papenek son seguidas por muchos teóricos del diseño muy críticos con la sumisión de esta disciplina a los mercados. Entre ellos destaca John Thackara (que participó en el documental Comprar, tirar, comprar), quien considera visionaria la obra de Papenek. Su ideas se anticiparon a movimientos actuales como la ecología del diseño, el crowdfunding, el Peer-to-peer (P2P), la transparencia de los procesos, el procomún o el concepto wiki.
Pero quizás, de entre todas, rescatamos esta frase de Papanek: «Todas las personas, en su día a día, diseñan. Diseñamos nuestra agenda, nuestras rutas. Diseñamos nuestra comida y nuestro armario. Diseñamos cambios sociales y cambios políticos. Diseñamos nuestras relaciones de pareja. Diseñamos nuestra vida y participamos del diseño de la vida de todos aquellos que interactúan con nosotros».
El diseño sostenible no debe entenderse como metodología para reducir el impacto de productos desechados. Los diseñadores de productos o servicios deberíamos plantear el diseño sostenible como una responsabilidad social corporativa que no solo preste atención al reciclado de productos o a la producción biodegradable, sino que además debería trabajar el significado del uso de esos productos y la vinculación de las personas con sus bienes de consumo.
Frente a diseño sostenible, muy relacionado con los productos ecológicos, otros términos como el diseño social o social design se han convertido en los últimos años en un término para referirse a prácticas creativas que inciden en la sociedad creando soluciones positivas de cambio social.
Desgraciadamente, sus enfoques, aunque en esencia no son contrarios, suelen coincidir en estar distanciados de los enfoques comerciales, y muy relacionados con los diseños marginales, las asociaciones sin ánimo de lucro o la nueva oleada de emprendedores sociales. El diseño social ha estado promovido por el «activismo en el diseño», aunque su historia se remonta al origen mismo del diseño y ha resurgido como respuesta a ciertas situaciones de cambio geopolítico, a condiciones sociales, prácticas económicas y desafíos medioambientales.
El diseño social es plantear una idea constructiva que nos ayude a comunicar y significar un proyecto. Este debe ser coherente con la producción de objetos o servicios útiles a la sociedad y valerse de propuestas éticas y recursos materiales compatibles con el medioambiente y el contexto social.
El momento es ahora
Puede sonar utópico llevar un proyecto totalmente sostenible de principio a fin en los que intervienen tantos factores, pero más utópico sería terminar de destrozar el planeta y luego empezar a plantearse cómo arreglarlo todo.
Es difícil salvar a una especie en peligro de extinción, pero es imposible intentar salvarla una vez que se ha extinguido. Ya nunca volverá.
¿Qué más estamos dispuestos a perder? Por poco que hagamos, con pequeños propósitos estaremos haciendo más de lo que hacíamos, o no hacíamos, e iremos generando no solo una forma alternativa de trabajar, sino un modo de pensar, actuar y vivir más sostenible.
La innovacion ciudadana que se esta dando en el mundo es una de las cosas mas bonitas, dado a que han sido de apoyoos de muchos movimientos sociales, y particularmente politicos, el 15 M o Podemos en España. Yosoy132 en México, Occupy Wall Street, muchas cosas, sin duda la innovacion ciudadana es el pilar para reconstruir nuestras sociedades y la politica en pleno siglo 21.