[vc_row bg_color=””][vc_column][ish_headline tag_size=”h2″ color=”color14″]¿Por qué hay gente que actúa como si quisiera ser infeliz?
¿Sabrías reconocer si eres uno de ellos?.[/ish_headline][vc_column_text]
Esta es la pregunta de la psicóloga y terapeuta familiar Cloe Madanes, que tras mucho investigar ha demostrado algo que ya sospechábamos: algunas personas no son infelices sólo por su contexto o situación personal sino que incluso “se esfuerzan” para conseguirlo.
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No son pocas las personas que se privan conscientemente de ser felices. Un lujo que no pueden permitirse, ni por educación ni por cultura ni por religión. Es más, muchos de ellos se sienten culpables en el mismo momento en el que experimentan una situación de bienestar, como si se tratase de un pecado capital. Como si socialmente no estuviese bien visto o fuese una reacción egoísta para con los suyos. El mundo debe ser gris para ellos, disfrutar de la vida no está en su hoja de ruta.
Reflexiona, por ejemplo, sobre las veces que intencional e inexplicablemente realizamos cosas que nos hacen infelices. Increíble pero cierto.
Hace unos meses Harvard Business Review escribió un artículo relacionado a este tema en el que comentaban que es lo que nos hace ser infelices. Y es que muchas veces es mucho más fácil identificar aquello que no nos gusta que aquello que nos gusta. De igual modo, en este post vamos a ofrecer una relación de consejos sobre cómo sería posible alcanzar la infelicidad y quizás de este modo, evitarlos.
En un ejercicio de psicología inversa y con un poco de humor “ácido” la doctora Madanes nos aporta una “receta perfecta” para conseguir ser infelices y desgraciados. Prestar atención pero cuidado ¡No la practiques en casa!.
1. VIVE PREOCUPADO POR EL DINERO.
¿Has notado que algunas personas sólo hablan de dinero?. De cuánto han ganado, de cuánto se han gastado, de cuánto han ahorrado. El valor de las cosas y las experiencias lo miden en euros. El dinero no da la felicidad, está demostrado. Sólo ayuda cuando gracias a él consigues acceder a los bienes indispensables para vivir. A partir de ahí, el dinero poco tiene que ver con tu sonrisa.
Psicólogos de la Universidad de Valencia, encontraron que cuando el miedo a perder el trabajo aumenta, las personas se sienten menos satisfechas con sus vidas personales, y con menos compromiso en el trabajo.
Si a esto le sumamos el contexto de crisis y el miedo a perder el empleo o ver reducidos nuestros sueldos podemos conseguir un estado permanente de estrés.
Y lo mejor de todo, puede incluso que no perdamos el empleo pero que nos mantengamos de por vida en un trabajo que odiamos por miedo a no encontrar uno mejor. O que tengamos el empleo que tengamos, nos quejemos simplemente del mero hecho de tener que trabajar. Si quieres ser un amargado, ¡enhorabuena!, estás en el contexto socio-político adecuado.
Hemos aprovechado para ilustrar el postcon algunas imágenes del proyecto gráfico mrwonderfuck.com.
2. PRACTICA EL TEDIO Y LA INACTIVIDAD.
De acuerdo a un estudio realizado por sociólogos de la Universidad de Maryland, las personas que dedican su tiempo a ver la televisión son más infelices. Los datos demostraron que las personas ven la televisión 20% más que las personas felices.
Pero el hábito de ver la televisión puede ofrecer un placer inmediato, ya que la televisión suele ser una actividad pasiva que actúa como una vía de escape para los espectadores.
¿Por qué vivir y experimentar cuando puedes ver por televisión cómo viven y experimentan otros sin tener que correr tú ningún riesgo?.
Cultiva el pensamiento de que la vida no es excitante, que no llegarás más lejos, que no esperan sorpresas ni aventuras y actúa en consecuencia. En definitiva, no actúes porque da lo mismo. No votes, si no va a cambiar nada.
Con un poco de suerte tú mismo te convertirás en un aburrido y la gente te evitará. Gracias a esto ya no tendrás que esforzarte en esquivar amigos y familiares pesados y podrás quejarte a gusto de tu injusta soledad.
3. EVITA EL HUMOR.
Carecer de humor es carecer de humildad, es estar demasiado inflamado de uno mismo. La vida es seria, la vida necesita de orgullo enconado y no está para bromas. Infeliz pero hinchado de soberbia.
Etimológicamente la palabra divertirse remite a la acción de salirse del vértice, es decir, a la ruptura con el orden cotidiano de significados.
Serás muy infeliz pero serás una persona seria si consigues no tomar nada a broma, todo debe estar sujeto a la máxima tensión y concentración, los fallos no tienen excusa aún en los detalles más insignificantes. Debes ser perfeccionista y exigir perfección.
Asegúrate de que tienes una larga lista de críticas hacia los demás y expónselas siempre que puedas, sobre todo si logras hacerlo de una manera levemente hiriente para que quede clara tu opinión.
La gente no soporta que le digas las cosas directamente pero puedes usar el sarcasmo para que duela sin que puedan enfadarse contigo. Prueba. Tan sólo suéltalo y quédate a gusto.
4. CREA UNA IDENTIDAD NEGATIVA.
Lleva tu negatividad más lejos y no te conformes con situaciones transitorias: convierte cualquier problema en tu propia identidad y el leitmotiv de tu vida.
Si estás deprimido, es que eres una “persona deprimida”, si te sientes enfadado, “es que eres un irremediable gruñón”. Si sientes que sufres ansiedad en situaciones sociales trasfórmate en “una persona fóbica”. De este modo tu percepción negativa alcanzará la totalidad de tu ser más allá de una situación puntual y transitoria.
Esta etiqueta te permitirá estar siempre alerta y que ninguna sensación o situación negativa se te escape.
5. DESCONFÍA DE TODOS.
Atribuye malas intenciones a aquellos que te rodean. Por si acaso.
Ya sabes lo que dice el refrán: “piensa mal y acertarás“. Ya sabes lo que dice la canción: “No mires a los ojos de la gente me dan miedo, mienten siempre“.
Suelen ser falsos, actuar por interés, por sentirse superiores, porque te quieren engañar o porque te tienen envidia. La lista de combinaciones es infinita, cualquier cosa con tal de no creer que la gente puede actuar movida por la bondad o el altruismo. Tan sólo hay que ver las noticias para hacerse una idea del mundo en que vivimos.
6. TÚ SIEMPRE TIENES LA RAZÓN. DISCUTE PARA DEMOSTRARLO.
Es, además, una genial manera de quedarse solo. Si tienes pareja, transforma la convivencia en un drama y comienza a quejarte, gritar o llorar por cualquier detalle que no se ajuste a tus deseos.
Que no te hagan cambiar de idea. Sé tajante, dañino y si censuran tu comportamiento niega que hayas hecho tal cosa o modela tu recuerdo según tu conveniencia.
El trabajo, la calle y sobre todo conduciendo el coche también pueden ser excelentes situaciones para poner este comportamiento en práctica. Demuestra a todos que eres el mejor y no piensas ceder ni un milímetro en tus ideas o acciones.
7. PRACTICA LA INGRATITUD ACTIVA.
Varios estudios muestran que quien sabe dar las gracias es más feliz, así que ni se te ocurra hacerlo. La vida es sufrimiento y luego nos morimos, así que ¿por qué estar agradecido por lo poco que recibimos?
Cuidado, tus familiares y amigos pueden sabotear este plan recordándote que deberías dar las gracias por lo que tienes. No caigas en sus trampas. Ante esto, rescuérdales cómo de imperfecto es todo aquello por lo que supuestamente debes estar agradecido y haz una lista de defectos colaterales. Sé inflexible en este punto, se empieza con un pequeño “gracias” y se puede acabar sonriendo un lunes.
8. TRANSFORMA A TU PAREJA ANTES DE QUE ELLA TE TRANSFORME.
Lo importante no es buscar la pareja perfecta sino la pareja en el contexto perfecto. Es decir, con dinero, posición social o aquella que tus amigos o familiares valoren más.
Después, trata de cambiar su personalidad. Es más sencillo cambiarla a ella que cambiar todo lo demás. Convéncete de que lograrás mejorarlo o curar su “carácter”. Niega cualquier posible evidencia de que esto nunca ocurrirá y sigue firme en tu idea. Tu pareja debe amoldarse a ti y ser infeliz a tu lado. No hay nada peor que tener que aguantar la sonrisa ajena cuando la vida te golpea.
9. QUÉJATE. QUÉJATE MUCHO.
Quien no llora… ya sabes. Hay quienes se conforman con lo que tienen. Puede que sean felices pero.. ¿qué más obtienen? Nada. Si quieres conseguir cosas debes quejarte, exigir.
Modela los pensamientos negativos y exprésalos constantemente en forma de lamento y peticiones.
Haz que se apoderen de tu día a día para transformarlos en un hábito y así te será más fácil generarlos. Si eres constante llegará un momento en el que te salgan solos y sea imposible no ver algo malo de todo.
10. CULPA A TU FAMILIA. O A QUIEN SEA.
Elude toda culpa y atribúyesela a los otros. De este modo, cualquier posibilidad de mejora y paz interior se disipan pero ganas en pérdida de responsabilidad. Si todo falla, la culpa es de tus padres. O tus hermanos. O tu mujer. O tus hijos.
Culpar a otros es un arte en la ruta hacia la infelicidad pues posa las riendas de tu felicidad en ellos. No eres feliz por culpa de ellos lo cual te libra de actuar. Serás infeliz, pero lo ibas a ser de igual modo y así, al menos tendrás una gran excusa.
11. LAS CELEBRACIONES SON UNA VULGARIDAD.
Celebrar placeres como la música, el vino o la gastronomía es de personas frívolas. Recuerda que mientras tu celebras tu mísera vida el mundo está lleno de injusticias, pobreza, muerte y devastación.
No hay nada que celebrar. La belleza de la naturaleza, con sus atardeceres y paseos por la playa son solo consuelo para pobretones.
Por no hablar de las ridículas convenciones sociales, las reuniones de familia y amigos y en general, la alegría de vivir.
12. NO HAGAS NADA QUE NO VAYA EN TU BENEFICIO.
Piensa qué puedes sacar de determinada situación y actúa siempre buscando algún beneficio. Que no te engañen, quien no se aprovecha es porque no puede ¿verdad?.
Y quien puede y no quiere es tonto. Y claro, no lleves a cabo ninguna actividad de caridad o ayudes a alguien por puro altruismo, una palabra que se inventaron los que no pueden solucionar sus propios problemas y quieren que se los solucionemos los demás.
Diversos estudios muestran que ser altruista es bueno para la salud y para la felicidad pero no caigas en la tentación, evítalas o acabarás dedicando tu vida a algo más que a ti mismo.
13. GLORIFICA EL PASADO, EVITA EL PRESENTE Y DEMONIZA EL FUTURO.
Según un estudio de la revista Science, la mayoría de las personas emplea hasta el 46,9% de las horas de vigilia en pensamientos que nada tienen que ver con lo que está haciendo en esos momentos. Esta forma de “divagación mental” produce, además, sentimientos de infelicidad.
Bajo el título A Wandering Mind is an Unhappy Mind (“Una mente errante es una mente infeliz”), los psicólogos Matthew A. Killingsworth y Daniel T. Gilbert, de la Universidad de Harvard, diseñaron un estudio para poner a prueba la idea de que la felicidad está en vivir el momento, defendida por ciertas tradiciones filosóficas y religiosas, que además centran su práctica en entrenar a la mente para resistir a esta tendencia del pensamiento errante y concentrarse en “el Aquí y el Ahora”.
Si no quieres acabar como esos monjes con la cabeza rapada, recuerda: cualquier tiempo pasado fue mejor y el futuro será un infierno… tan sólo hay que mirar el presente para darse cuenta de ello.
Concéntrate en cómo en tu infancia todo era más tranquilo, no había esta sociedad hostil y corrupta de hoy en día. Antes de ir a la universidad el instituto era una fiesta constante. Antes de casarte la vida tenía retos y oportunidades y ahora estás encerrado en esta vida deprimente y sin salida.
Trabaja en esa línea de pensamiento para llegar a la tristeza y victimización máxima. Si no funciona y no estás lo suficientemente agobiado, también es útil demonizar el pasado: naciste en el lugar equivocado, tienes varios traumas y situaciones terribles que recordar en el momento más inoportuno… No desistas, la infelicidad está al alcance de todos. Incluso la tuya.
Esta es la receta perfecta y los consejos de los psicólogos para ser infeliz. Pero… ¡MUCHO CUIDADO!:
¿Estás seguro de no estar practicando alguno de sus ingredientes?
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Andres says
Los practico absolutamente todos
Diseño Social says
Ricard Layard, profesor emérito de la London School of Economics, mantiene que la infelicidad viene causada en la actualidad por dos elementos principalmente: el acostumbramiento (cuantas más cosas tenemos, menos nos satisfacen proporcionalmente) y el descontento que nos produce la comparación con los demás. Son, como se ve, dos “motivos” que se derivan directamente de dos principios que rigen nuestras sociedades occidentales: el consumismo y el individualismo. Sigue leyendo…
El acostumbramiento se parece a lo que el filósofo alemán Odo Marquard llama “ley de penetración creciente del resto”, que se puede enunciar de la siguiente manera: “cuantas más cosas negativas desaparecen de nuestro entorno, más enojoso resulta lo poco negativo que permanece”. Para una persona que nunca en su vida ha sufrido una contrariedad, la primera que se cruza en su camino, por insignificante que sea, representa un obstáculo casi insuperable. Es lo que pasa con muchos de nuestros hijos, a los que les damos todo hecho, los sobreprotegemos, los blindamos con nuestros cuidados, los mantenemos en un ambiente perfectamente aséptico donde nada negativo los roce. Pero a la hora de la adversidad, cuando los padres ya no pueden intervenir, se sienten indefensos e impotentes; ante el mínimo revés, el mundo se les viene encima y ellos se vienen abajo.
Y nos ocurre también a los adultos. Vivimos intoxicados de comodidad, tanto que cualquier contrariedad, por nimia que sea, nos incomoda, incluso se nos hace insufrible. La felicidad de consumo acaba consumiendo nuestra felicidad. Porque no nos damos cuenta de que la felicidad, como dice Fernando Alberca, “está hecha de un montón gigante de cosas enanas”. Lógicamente, esas “cosas enanas” no son cosas: son amigos, actitudes, sonrisas, inquietudes, bromas, problemas, circunstancias, palabras, caricias, versos…