Decía el filósofo norteamericano John Dewey que una sociedad libre debe producir personas libres. Es decir, personas con capacidad de elección y de discernimiento; de comprender lo que les pasa y de ser capaces de cambiar su situación si así lo deciden. Para que esto sea posible, es necesario que las personas tengan garantizado el acceso al conocimiento, y sepan además manejar de forma crítica la información que recibe.
Las buenas noticias no consiguen llegar fácilmente hasta los titulares, exceptuando las páginas de deportes. Suelen llamar más la atención las muertes que los nacimientos o los fracasos que los éxitos, al menos entre las páginas de los principales medios.
“Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”.
Miguel de Unamuno, Filósofo y escritor español.
Lamentablemente, hay demasiados procesos de aprendizaje que se limitan a obligar a los alumnos a aprender de memoria la lección para repetirla como un papagayo, sin encarar la otra parte, la de preguntarnos sobre la fiabilidad de la información que recibimos.
Al margen de las complicaciones de cada momento, diversos trabajos académicos mantienen que tendemos a dar más peso a lo negativo que a lo positivo.
“El cerebro trata la información positiva y negativa en hemisferios diferentes. Las emociones negativas generalmente implican un mayor razonamiento, y la información se procesa de forma más minuciosa que en el caso de las positivas”, afirma Clifford Nass, profesor de comunicación de la Universidad de Stanford, en un artículo sobre la cuestión. Incluso se calcula, como recogen en el mismo reportaje, que cinco acontecimientos positivos tienen el mismo “efecto psicológico” que uno negativo,según un trabajo científico en la publicación The Review of General Psychology.
Así sucede a menudo con la escuela, donde se suelen reproducir los códigos socialmente imperantes. También con los medios de comunicación, que en multitud de ocasiones no hacen otra cosa que insistir en las tesis que benefician a sus dueños corporativos.
En nuestra vida cotidiana también encontramos situaciones en las que aceptamos modelos como “realidad”: por ejemplo, si nos dicen que la humanidad está llena de codicia y egoismo, esto puede ser interiorizado e (incoscientemente) imitado.
Citamos la escuela y los medios de comunicación porque son claramente las dos principales fuentes de acceso al conocimiento. En consecuencia, una educación y unos medios de comunicación repetidores de las mismas doctrinas dan como resultado unos individuos no libres, sino adoctrinados.
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Centrándonos más en los medios de comunicación, que son nuestro campo, uno de los fenómenos más preocupantes que percibimos en la actualidad es la insistencia en informaciones de contenido negativo. Este hecho no se debe única y exclusivamente al carácter morboso y sensacionalista de la prensa. También hay detrás una clara intención económica y política.
La periodista Naomi Klein lo define muy claramente en su libro “La doctrina del shock“, donde expone la tesis de que el capitalismo sabe aprovechar las crisis para reforzarse a sí mismo. De hecho, cada catástrofe económica o humanitaria supone una coartada perfecta para adoptar medidas traumáticas sobre la población, que las acepta porque se transmite el mensaje de “no hay otra salida”. Esta crisis económica es un claro ejemplo de ello.
El mensaje de “no hay otra salida” significa también que “no hay otra economía que la nuestra“, “no hay otra forma de acceder al conocimiento que la nuestra”, o “no hay otra forma de medicina que la nuestra”. No hay, en suma, alternativas. Este es el corolario de esta información negativa y uniformizadora que transmiten los medios de comunicación convencionales.
Trailer de la película “Un juego de inteligencia” El productor de televisión Rainer es un hombre de éxito. Ha llegado a la cima de su profesión creando unos programas de televisión de lo más vulgar y estúpido. Tras sufrir una experiencia cercana a la muerte decide producir un sesudo magazín de actualidad. Hundido por los bajos índices de audiencia obtenidos, deja su trabajo y decide investigar el sistema de medición de audiencia.
Para romper este círculo de adoctrinamiento hay que ampliar las fuentes de la información. Demostrar que no es cierto que no haya otra economía, otra forma de acceder al conocimiento u otra medicina. Demostrar que hay alternativas, y sobre todo, que estas alternativas funcionan. Esta es la principal razón de que sea necesaria la existencia de medios de comunicación libre como Noticias Positivas o Periodismo Humano.
Artículo cedido por Daniel Jiménez Lorente
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EMPECEMOS A MIRAR EL MUNDO CON OTROS OJOS ; )
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Me siento muy contento y esperanzado por haber econtrado este espacio de motivacion a seguir adelante buscando alternativas para mejorar mi vida y la de los que me rodean…
saludos.